Cicloturismo en Eslovenia

Las diferentes caras de Eslovenia

Ni una ni dos ni tres, si no tres veces que hemos pasado por Eslovenia en nuesto viaje en bici por Europa. Y mira, tan a gusto. Hemos conocido todas sus caras: la parte más verde y húmeda, al más puro estilo Heidi (igual que nos pasó en Austria). La zona montañosa de los Alpes Julianos, con sus cimas y paisaje más extremo y la zona más cálida: los viñedos y sus apenas 45km de costa.

Un país muy pequeño, con apenas 20.000km2 de superfície (un tamaño parecido al de la Comunidad Valenciana en España), que se encuentra enclavado entre Europa central y el Mediterráneo. Formó parte de la antigua Yugoslavia aunque, según nuestro parecer, tiene menos en común con los Balcanes, sus países vecinos del sur, que con Austria, su vecino del norte. Podríamos decir que Eslovenia es un país que se encuentra a caballo entre dos mundos.

Eslovenia nos ha parecido un país especialmente limpio, impoluto para ser exactos. Con mucha vida en el campo, casas con grandes jardines, mucha huerta y animales.

Carriles bici Eslovenia

Vayamos por partes a contar nuestro paso por el país:

El este de Eslovenia: de camino a Viena.

A Eslovenia entramos por el sureste, desde Croacia. El paisaje había empezado a cambiar y, aunque estábamos a finales de Julio, todo estaba particularmente verde. Además, notamos un cambio radical con la cantidad de basura que veíamos a los lados de la carretera. De repente, simplemente, desapareció. También empezaron a aparecer gran cantidad de carriles bici y señalizaciones de rutas ciclistas. Los pueblos tenían otra arquitectura, las casas mostraban un aspecto diferente…

Fuimos avanzando rumbo norte por el Este. Rodeados de pastos salpicados de ovejas y vacas. Atravesando los pueblos de Brestanica, Celje, Velenje,… con la idea de llegar a Dravograd y recorrer la «ruta ciclista del Drava«. Vía que recorre el río del mismo nombre, hasta la ciudad de Maribor.

Ruta ciclista Río Drava Eslovenia

En Eslovenia, al igual que en Austria, hay una gran red de carriles bici conectando diferentes pueblos y ciudades. Durante un par de jornadas fuimos siguiendo el cauce del río, de un azul turquesa realmente impresionante, hasta que llegamos a Maribor. Una ciudad pequeña y bonita. Nuestra última parada en la ruta por Eslovenia antes de cruzar a Austria.

El Oeste de Eslovenia: en busca del sur.

Tras unos 20 días en España y otro par de semanas de ruta por Austria, volvíamos a Eslovenia un 13 de Septiembre por su vertiente oeste. Cruzando los majestuosos Alpes Julianos. Una separación natural entre Austria y Eslovenia. El «Wurzenpass» ha sido el recorrido con mayor desnivel de nuestra ruta. Apenas podíamos pedalear 1 kilómetro «de seguido». Y así hasta 6… Vamos, que igual tardamos 2 horas en llegar a la cima. Una vez conseguido, y tras pasar la noche en el paso, nos dejamos caer hasta el pueblo de Kranjska Gora, de nuevo en la vertiente eslovena.

Con un día especialmente soleado, emprendimos la marcha para atravesar los Alpes y el paso Vrsic (el paso de carretera más alto del país, a 1.611 m). Sin prisas y con muchas ganas. El paisaje era una auténtica pasada, rodeados de montañas, un cielo azul sin una sola nube.

NOTA: Como detalle especial, cada una de las curvas cerradas de la subida, está adoquinada y numerada. ¡24 curvas cerradas que subimos!

Paso Vrsic Eslovenia

Pasamos una mañan increíble pese a la dureza de la subida. Al coronar la cima, cervecita fresca en el refugio y un buen plato de pasta cocinada en nuestro hornillo. De verdad, una comida que supo mejor que un restaurante estrella Michelín. Nos planteamos si dormir o no en el refugio. Después de toda la mañana de pedaleo, sentíamos «que nos lo merecíamos». Pero, sinceramente, el precio de la habitación compartida nos pareció excesivo, así que decidimos seguir avanzando y descender la montaña hasta el valle del Soca, donde buscaríamos un camping para pasar la noche.

NOTA: En este viaje buscamos el equilibrio entre darnos el gusto y no derrochar. Es decir, no podemos estar como en unas vacaciones de 10-15 días, comiendo y cenando por ahí todos los días, pagando alojamiento cada noche, etc. pero tampoco queremos mirar el gasto al céntimo. Hemos encontrado nuestra propia fórmula entre el modo low cost pero sin ratear. Ponemos en la balanza el gasto que supone lo que queremos hacer con las ganas que tenemos, y ahí decidimos. Viajar, en sí mismo, no es caro. Todo depende de lo que para ti sea o no imprescindible en viaje (igual que lo sería en tu día a día estando en casa).

Cicloturismo Eslovenia

Al día siguiente pusimos rumbo a Log Cezoski, una pequeña aldea donde nos iban a acoger Eli y Peter, a través de la plataforma de Couchsurfing, para pasar una noche en su casa. Aunque el día amaneció bastante nublado, pudimos avanzar más o menos de forma constante a través del precioso valle del río Soca. Tras algunos kilómetros, llegamos a la casa de nuestros anfitriones: una antigua granja que están reformando poco a poco. Todo muy hippie. Digamos que viviendo un poco fuera del sistema establecido: sin un trabajo fijo o una cotización, usando sus habilidades para hacer dinero cuando lo necesitan. Viviendo con lo justo. Moviéndose de un lugar a otro. Plantando una huerta. Restaurando ellos mismos su casa. A un ritmo tranquilo. Compartiendo experiencias con otras personas que quieren vivir del mismo modo… Finalmente estuvimos 4 días en su casa: compartiendo charlas, comidas, puntos de vista, vivencias, ayudándoles en algunas tareas de la casa… 4 días de fluir sin prisa. Muy agradecidos por la hospitalidad que nos ofrecieron, sin conocernos. No todo el mundo estaría dispuesto a abrir de esa forma las puertas de su casa.

Montañas en Eslovenia

Tras 4 días en casa de Peter y Eli, en los que la lluvia y el frío fueron los claros protagonistas, decidimos repensar un poco la ruta que seguiríamos. Visto el panorama, decidimos llegar lo más al sur que pudiéramos sin tener que retroceder mucho en nuestra ruta, en busca de un poco de calor. Fue así como nos planteamos la idea de ir a la península de Istria, en Croacia. Dicho y hecho. La mañana que salimos a pedalear, las montañas que rodaeaban el pueblo (y que habíamos atravesado hacía solo 5 días) aparecieron cubiertas de nieve. ¡En Septiembre! Algo increíble para nosotros. De hecho, tuvimos mucha suerte ya que el paso Vrsic solo está abierto unos 7 meses al año debido al clima.

Alpes Julianos

Con esa bonita estampa de fondo, y con una mañana soleada, continuamos nuestra ruta, rumbo al sur de Eslovenia. Bordeando el río Isonzo llegamos a la ciudad de Nova Gorica, mitad en Eslovenia, mitad perteneciente a Italia. Nos quedamos a solo 50 metros de cruzar la frontera.

Seguimos avanzando un par de días más por Eslovenia, entre pueblos tranquilos. Íbamos notando en el paisaje el cambio de clima: como íbamos dejando atrás el frío y la humedad para dar paso a una temperatura más agradable. Cambiando los verdes prados y los torrentes de agua que caían de las altas montañas por viñedos y pueblecitos de color teja. Un pequeño adelanto de lo que nos encontraríamos al entrar en Italia.

Frontera Italia con Eslovenia

La costa de Eslovenia: el día que estuvimos en tres países.

El recorrido más fugaz en el país: sus apenas 45 km de costa. Tras pasar algo más de una semana en Croacia, donde aprovechamos para descansar y que Jolu se repusiera de un pequeño incidente médico, nos dirigíamos rumbo a Trieste. Para ello había que atravesar de nuevo Eslovenia: la única forma de unir por tierra Croacia e Italia. En un único día estuvimos en tres países diferentes: amanecimos en Croacia, comimos en Eslovenia y dormimos en Italia.

Eslovenia, ha sido todo un placer conocerte. Otro pequeño paraiso cicloturista, una buenísima recomendación para los amantes de la montaña y la naturaleza y uno de esos lugares que guardaremos para siempre en nuestra memoria.

¡Hasta pronto!

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