Civilizaciones pre incas en Trujillo

Cuando llegamos a Trujillo, llevábamos más o menos cuatro meses viajando. Salimos de Madrid a principios de Noviembre, alejándonos del frío que estaba por llegar a España. La idea del viaje por Sudamérica incluía la premisa de pasar los siguientes meses disfrutando del verano en el hemisferio sur. Nos gustaba la idea de vivir el año que siempre fue verano. Pero, hasta el momento, la cosa no había sido así al 100%. Aunque hemos tenido momentos de mucho calor, sobre todo en Argentina cuando, por ejemplo, celebramos la Navidad en Catamarca, o recorrimos el NOA, al llegar a Bolivia nos encontramos con su época de lluvias. Y de igual manera había pasado en el sur de Perú. Así que, del año del eterno verano, llevamos dos meses pasados por agua. Así que, cuando bajamos del autobús en Trujillo y nos golpeó un calor de 25ºC, a las 7 de la mañana, yo estaba bastante encantada. ¡Por fin volvería a sacar de la mochila los pantalones cortos y las camisetas de tirantes!

Después de dejar el equipaje en el hostal, fuimos a preguntar a la oficina de iPeru (que por cierto funciona como un reloj y siempre te ayudan con las explicaciones para hacer las cosas por tu cuenta). Por el camino, ya empezamos a darnos cuenta del cambio, a sentir las diferencias, Trujillo tenía otro toque… En el centro, las casas no tenían más de una o dos alturas, las fachadas eran puro color y los balcones estaban repletos de geranios. Algo así como pasear por una ciudad andaluza. Trujillo es puro color. Al llegar a la Plaza de Armas nos maravillamos con su catedral. Un amarillo intenso recortado sobre un cielo azul profundo en el que no se veía ni una sola nube.

Catedral de Trujillo

Y así, nos enteramos de las opciones para conocer restos arqueológicos de antiguas civilizaciones pre incas. Pusimos rumbo a las Huacas del Sol y la Luna, remanentes de la cultura Moche. Recorrimos lo que fue un antiguo asentamiento Moche y donde destaca la construcción de la Huaca de la Luna, donde se encuentran los diferentes templos superpuestos. Se cree que hubo diferentes periodos Moche, y con cada cambio se tapaba el templo actual para construir otro encima, con unas dimensiones mayores. Todavía se conservan antiguos colores en las paredes y representaciones de sus dioses, gracias a la superposición de los templos.

Huaca de la Luna - Cultura Moche

Al día siguiente nos embarcamos en otra furgoneta con destino al Chan Chan, cuna de la cultura Chimú. Ésta ostenta el título de segunda ciudad del mundo más grande construida en adobe (la primera es la ciudad de Bam, en Irán). Fue muy interesante la visita, destacando la simbología marina en sus construcciones. Una clara diferencia entre las representaciones de la costa y la montaña. Pese al peso que hay en Perú de la cultura Inca, hemos podido conocer algo de historia sobre civilizaciones anteriores.

Chan Chan - Cultura Chimú

Y bueno, ya que habíamos llegado hasta la costa, no podíamos irnos sin visitar la playa. Huanchaco es la más cercana a Trujillo, y allí nos dirigimos a pasar unos días de relax. Encontramos un hostal en el que estuvimos muy a gusto, y al final nos quedamos 4 días disfrutando del calorcito, la playa y, cómo no, ya que nos apuntamos a todo, aprovechamos para hacer una clase de surf muy divertida.

Un primer contacto con el océano Pacífico, del que nos enamoraremos más adelante… ;D

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