Grecia en bicicleta: salimos de Atenas

Trazando una ruta por Grecia en bicicleta

Nos compramos un vuelo a Grecia con 15 días de antelación. La semana previa a aterrizar en Atenas la pasamos visitando a familia y amigos entre Castellón y Villamayor.

Cuando nos preguntaban sobre la ruta… cricri cricri… ni idea. Apenas habíamos mirado qué forma tenía Grecia en el mapa y dónde estaba ubicada Atenas. Por eso, decidimos pasar 5 días en la capital con la idea de tener tiempo para visitar la ciudad y, además, poner un poco de orden a nuestras ideas y un poco de planificación a la ruta. Vaya, para saber al menos hacia dónde tirar el primer día de pedaleo.

Tras leer algunos blogs, recibir algunas recomendaciones y demás, decidimos empezar recorriendo la península del Peloponeso (sí, nosotros tampoco sabíamos dónde quedaba…). Habíamos decidido que, después de 3 meses de viaje en bici por Canarias, ya lo teníamos bien de islas. Queríamos poder trazar una ruta en linea,  sin tener que volver al mismo punto de partida, y que nos diera la opción de poder avanzar algunos km más al día si así lo queríamos. Sabemos que las islas griegas son uno de los puntos fuertes y mayores atractivos turísticos del país pero, como cada uno ha de valorar sus preferencias y gustos, y los nuestros no siempre coinciden con los de los demás, decidimos saltarnos esa parte. En este momento del viaje, nos apetece más otras cosas.

Iglesias en Grecia

Primer día de pedaleo: salir de Atenas en bicicleta

Visitamos Atenas durante 5 días, en los que recorrimos los principales sitios arqueológicos de la ciudad: Acrópolis, Biblioteca de Adriano, Ágora Antigua, Ágora Romana,… paseamos por los barrios de Plaka y Monastiraki, fuimos a comprar al mercado, vimos el ambiente de la plaza Syntagma previo al 1 de Mayo,.. También tuvimos tiempo a planificar los primeros días de nuestra ruta y tuvimos un pequeño periodo de adaptación a un nuevo alfabeto, a desempolvar el inglés para comunicarnos y a empezar a intuir cómo funcionan las cosas por aquí.

Vistas de la Acrópolis

Tras esos días, con un poco de nervios en forma de ligero cosquilleo en el estómago, cerramos la puerta del apartamento donde nos habíamos alojado en Atenas y, con nuestras bicis y nuestras alforjas, nos lanzamos a la carretera para empezar a descubrir Grecia en bicicleta.

El primer reto: salir de la ciudad de Atenas. Una tarea que no veíamos especialmente sencilla pero, ¡pedales al lío! Móvil en mano para seguir una ruta que habíamos visto, nos dirigíamos hacia el sur-oeste, buscando la linea de costa. En los primeros km de pedaleo para salir de Atenas, ya nos quedaron claras un par de cosas sobre la circulación:

  1. El estado de las carreteras es, digámoslo suave, fatídico. Baches, socavones y asfalto a parches. Hay que llevar mucho ojo para no meter la rueda en cualquiera de esas «trampas» y llevarte un buen descalabro.
  2. El modo de circular por aquí es más temerario de lo que veníamos acostumbrados en España: adelantamientos sin separación, las motos sin casco, velocidad,…

Así que, adaptación y a no maldecir cada vez que un coche a velocidad de bólido te adelanta sin pisar ni siquiera la linea central de la carretera mientras otro vehículo viene en sentido contrario. Calma y echarse hacia el arcén todo lo que se pueda.

Canal de Corinto

Tras varios kilómetros de denso tráfico fuimos dejando atrás el area metropolitana de Atenas para empezar a pedalear entre los pueblos de Grecia. A la altura de Mégara, pusimos rumbo norte, en busca de la costa del Golfo de Corinto. Nuestra idea era llegar hasta un lugar llamado «la cueva de la foca». Un lugar que habíamos visto en Google Maps y que parecía perfecto para terminar el día. Pero, no calculamos bien los kilómetros que podríamos recorrer y, bastante antes de llegar, ya empezamos a buscar un sitio dónde parar. Atravesando un camino, vimos una clara opción para dormir. Inspeccionamos el lugar y, apartándonos de la senda principal, dimos con una buena explanada, en llano, perfecta para pasar discretamente la noche.

Pese a las dudas y los nervios que pudiéramos tener sobre la acampada libre en otro país (nuestra única experiencia anterior en el extranjero había sido en nuestro primer viaje en bici a Cerdeña, dónde íbamos de camping y solo hicimos 2 noches vivac. Era nuestra «primera vez» y, la verdad, yo estuve bastante cagada) las sensaciones de esa acampada fueron geniales. Estuvimos muy cómodos. Ahora se que la práctica hace al monje y acampar ya no es un tema que me preocupa, solo que me ocupa. Además, el tipo de bosque en el que nos encontrábamos hacía que lo sintiéramos «casa». Con la  sensación de estar en un lugar conocido. La naturaleza, que no baila al son de las fronteras físicas puestas por el ser humano.

Segundo día de pedaleo en Grecia

A la mañana siguiente, avanzamos subiendo y bajando siguiendo la linea de costa. Fuimos pegados al mar y disfrutando mucho del paisaje. A media mañana, paramos a almorzar en un bar en un pequeño pueblo. Pensábamos encontrar algo como una panadería, llena de hojaldres y otros tentempiés típicos aquí pero, la verdad es que el lugar solo tenía bocadillos precocinados congelados, listos para calentar. Mmmm dudas…pedimos un café y… nada más. La dueña del local que claramente nos vió dudar y con hambre, nos ofreció hacernos una tortilla con huevos de sus gallinas (todo esto en griego mezclado con gestos, claro). Perfecto.

Mientras esperábamos, conocimos a Pedro. Griego casado con una española y que hablaba un fluido castellano. Le hizo mucha ilusión encontrarse a dos españoles en la zona, ya que según él no es un lugar al que suelan llegar los visitantes. Tras esa bonita casualidad y después de llenar la barriga, nos subimos a nuestras bicis para continuar pedaleando. Nos tocaba un buen ascenso y no habíamos sido muy previsores con la hora, así que nos comimos la subida con todo el calor del mediodía.

Después de una parada rápida para comer, nos dejamos caer de nuevo al mar. Atravesamos Corinto, una ciudad de esas que se extiende a lo largo de varios km de costa. Con muchos hoteles, apartamentos, bares y restaurantes. Zona total de veraneo. Un lugar nada recomendable para una noche de acampada. Además, las afueras de las ciudades nunca suelen ser sitios especialmente amigables. Avanzamos varios km más y llegamos hasta la Antigua Corinto. En una zona apartada del pueblo, en lo alto de un cerro, había una iglesia/ermita. Estos lugares suelen ser buenos sitios para pasar la noche, así que ahí nos dirigimos. El día había sido largo y llegamos cuando ya anochecía. Intentamos que esto no nos pase, ya que no deja margen de maniobra por si el sitio no cuadra y hay que buscar otro lugar para pasar la noche. Pero, afortunadamente, el sitio era acertado. Un vaso de leche y a la cama, ¡Caímos redondos!

En nuestra salsa

Tercer día: entramos al Peloponeso

Tras un buen descanso, retomamos ruta al día siguiente dirección a Argos. Pasando por esta zona de montaña, volvimos a encontrarnos prácticamente solos en la carretera, atravesando pequeños pueblos y rodeados de naturaleza. ¡Nos encanta! A las afueras de un pequeño pueblo, encontramos otra ermita donde pasar la noche. Mientras preparábamos la cena, apareció un pastor con sus ovejas. El inglés no era una opción para comunicarse, así que recurrimos al lenguaje universal de sonreir y expresarse mediante gestos. La conversación, entendida por nosotros, fue la siguiente:

– Pastor: ¿Dónde vais a dormir?

-Nosotros: aquí (gesto de tienda de campaña con las manos)

– Pastor (manos a la cabeza): ¿Frío? (gesto de frotarse el cuerpo con las manos)

-Nosotros: todo bien, llevamos abrigo (gesto de taparse con una chaqueta).

Y así, con la sonrisa de ida y otra de vuelta, nos despedimos de él. No sabemos qué contaría al llegar a casa, igual que dos chalados en bici iban a dormir en la ermita. Pero espero que, al menos, se quedara igual que nosotros con una buena sensación del otro. A veces, un buen gesto (aunque no sea mediante palabras), te puede dar mucha  serenidad, confianza y dejarte con muy buen sabor de boca.

Acampar en las ermitas

Tras otra noche de descanso acampando en Grecia, pusimos rumbo al sur. Por el momento, el clima ha sido un poco brumoso y el paisaje se vislumbra como a través de un cristal traslúcido. No sedistingue con claridad el perfil de la costa del Peloponeso ni las montañas más lejanas. Llegamos a la playa de Astros después de ir bordeando una bonita costa, con la idea de pasar la noche en un camping y aprovechar para una ducha caliente. Sorpresa al llegar, el camping estaba cerrado por obras. Así que, tras barajar la opción de acampar en la playa, que no nos acabó de convencer, decidimos alquilar un apartamento.

La idea de pasar una noche se convirtió en pasar dos y así descansar bien para recuperarnos de un costipado que parecía que no se quería ir. Así que tuvimos un par de días de descanso, cocina y comidas en casa y alguna que otra película.

Las sensaciones de estos primeros días pedalenado en Grecia han sido totalmente positivas. Una vez metidos en harina y con la rutina del pedaleo, la acampada libre y las comidas en hornillo, nos sentimos en nuestra salsa. Estamos disfrutando muchísimo con los paisajes, saboreando las ricas comidas, cogiéndole el gusto al café griego y  descifrando poco a poco el alfabeto. Pero, sobre todo, estamos viviendo una experiencia intensa y emocionante día tras día.

2 comentarios en «Grecia en bicicleta: salimos de Atenas»

  1. Buenas! Bonito blog y bonitas historias, en 1 mes salimos para el Peloponeso con alforjas tambien, dos dudillas que me han entrado leyendoos…el billete de avion 15 dias antes que tal? El transporte de la bici en avion sin problemas no? Seguid disfrutando,saludos!

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    • Hola Jon! Muchas gracias 🙂 Sobre los vuelos, nosotros encontramos una buena oferta Madrid-Atenas a 15 días vista. También es verdad que en nuestro caso teníamos total flexibilidad de fechas y también de destinos (nos apetecía Grecia pero si el precio se hubiera disparado mucho no nos importaba otro destino). Si vais a viajar en un mes (que ya empieza la temporada alta) os recomendaríamos que ya fuerais mirando precios (Skyscanner, u otros buscadores). Sobre el transporte en avión, cero problemas (de momento hemos volado con nuestras bicis en Iberia y Ryanair, y todo bien en las dos, con cajas que hemos conseguido en tiendas de bicis y teniendo en cuenta el peso máximo permitido). Que tengáis muy buen viaje! Si necesitáis cualquier otra cosa o queréis saber algo más, no dudes en preguntarnos. Saludos y buenas rutas!

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