Nos unimos al Manifiesto del viajero responsable

Hace un tiempo, dimos con un documento muy interesante: El Manifiesto del Viajero Responsable. Un decálogo redactado por  Fundación InterMundial y el Instituto de Turismo Responsable, y respaldado por otros muchos viajeros, con algunas prácticas recomendadas a la hora de viajar. Pero… ¿qué es para nosotros ser responsable? Y más aún, ¿qué significa ser viajero responsable? ¿Se puede ser una sin ser la otra…? Plantearte esta diferencia implica creer que, de alguna manera, cuando viajas no te comportas como lo harías «estando en casa».

La responsabilidad implica actuar de manera coherente con lo que una piensa, actuar en otro lugar como nos gustaría que actuara el que viniera a tu casa y tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Por ejemplo ¿Quién no ha tenido la sensación de sentirse perdido en algún lugar? No saber cómo funcionan las cosas, lo que cuestan, cómo subir al transporte público o utilizar la máquina de venta de billetes en una estación. Piensa en si te gustaría que alguien se ofreciera a ayudarte y si tu alguna vez has ofrecido esa ayuda a otra persona. Por ahí creemos que puede ir la responsabilidad…

Carreteras infinitas

Ser responsable implica conocer y asumir las consecuencias de nuestros actos. Saber y entender que cada acción tiene una consecuencia, creyendo que lo que uno hace es lo mejor que se puede hacer. Ser viajero responsable implica eso mismo, pero fuera de casa, lejos de la zona de confort. Es real como la vida misma que, cuando viajamos o estamos de vacaciones, nos relajamos. En todos los aspectos: desaparece el estrés de todo lo que tenemos que hacer, las rutinas, las prisas por llegar al médico, al metro, al banco, al trabajo, al gimnasio… Y, a veces, también pasa, nuestros principios se relajan. Parece que fuera de casa todo vale y lo que pasa en xxxx se queda en xxxx. Y así, a base de justificarnos pensando que: «total por unos días/semanas no pasa nada», relajamos nuestra manera de comportarnos. Y no es que sea malo relajarse, ¡todo lo contrario! Pero no deberíamos olvidar esos hábitos y costumbres que hemos adquirido en nuestra vida diaria. Todas esas cosas positivas que aplicamos en nuestro día a día, deberíamos mantenerlas durante el camino.

Y nosotros, como todos, vamos haciendo lo que podemos. Algunas veces con más acierto y fuerza que otras, pero intentándolo siempre. Así que aquí y ahora, queremos dar algunos ejemplos de nuestra propia experiencia y hacer un balance de nuestra forma de actuar en viaje, ¿Qué tal aplicamos algunos de los puntos del Manifiesto del Viajero Responsable?

Empecemos hablando de la seguridad. Ese punto que tan preocupado parece tener a nuestra sociedad. Si hablamos de salud, tenemos que decir que durante nuestro viaje por Sudamérica, nosotros contratamos un seguro de viaje. Aunque no es una partida barata en el presupuesto, según nuestra experiencia, vale muchísimo la pena. Durante algo más de cinco meses tuvimos que utilizarlo dos veces. La primera tras caer los dos enfermos por un virus intestinal, y la segunda cuando tuvimos que volver de manera imprevista a España por razones personales. En ambos casos el seguro respondió rápida y eficazmente. Se hicieron cargo de los gastos médicos en Argentina y de los costes de nuestra vuelta a España y de los vuelos que perdimos a consecuencia de esa vuelta. Para nosotros fue un alivio contar con poder hablar con ellos en español y estuvieron siempre disponibles. Además, nuestra póliza contaba con un extra de deportes de alta montaña (estando en los Andes, los trekkings a más de 3.000m son el pan de cada día). Según nuestra experiencia, vale la pena «rascarse un poco el bolsillo» y viajar con la tranquilidad de no tener que asumir los costes en caso de un accidente o imprevisto

Por otro lado, el tema de la seguridad/inseguridad en un país. Muchas veces oímos que tal o cuál lugar es peligroso. Pero, ¿hasta qué punto se puede hacer una afirmación de ese calibre refiriéndose a un país entero, o incluso a una ciudad? Es cierto que hay lugares en conflicto o zonas donde uno no se querría ver perdido de noche, pero de ahí a afirmar que un país entero «es peligroso» hay un trecho. No diremos que el mundo es un lugar de color de rosa donde nunca pasa nada malo peeeeero… tampoco es tan malo como nos lo pintan a veces, ni está lleno de personas malas buscando aprovecharse del pobre viajero. Nuestra experiencia personal fueron cinco meses de buenos momentos, buena gente y sentirnos totalmente acogidos. Con ciertas precauciones básicas, y un poco de sentido común,  creemos que basta para poder evitar alguna situación desagradable. Déjate los miedos y prejuicios en casa y descubrirás que el mundo no es tan malo como lo pintan a veces, ¡un voto de confianza para los habitantes de este planeta! (Punto1).

Seguridad en viaje

Viajar largo y sin planificar, hizo que fuera imposible tener contratado ningún servicio desde España (alojamientos, transporte, excursiones,…). Y tampoco es nuestra manera de viajar. Nos gusta la improvisación. Y una manera de colaboración cuando se viaja es consumir local. Apoyar comercios o negocios regentados por la gente que vive en el lugar. Por ejemplo, a nosotros nos encantan los mercados donde, además de dejar tu dinero en un negocio local, suele ir a comer la gente de a pie. No nos motiva mucho la idea de ir a un restaurante y ver que solo hay turistas. De esta manera nos parece que no llegas nunca a conocer un poco mejor la cultura, tradición o gastronomía de los lugares que visitas.  Además, ¿por qué vamos a ir a un McDonals en Cusco, pudiendo ir a comer auténtica comida peruana? ¿Qué sentido tiene viajar miles de kilómetros para acabar comiendo lo mismo que podrías probar en la esquina de tu casa? (Punto 2)

Probar cosas nuevas

Mientras viajas, es muy divertido coincidir con otros viajeros, compartir experiencias, consejos,… pero, para nosotros, han sido más especiales los momentos vividos con personas que nos han abierto las puertas de sus hogares. Vivir el carnaval boliviano, o hacer un asado con unos auténticos parrilleros chilenos, han sido experiencias únicas. Sentirte acogido tan lejos de tu casa derrumba muchos prejuicios y te vuelve más tolerante. Aprendes y observas de primera mano cómo se vive en otros lugares y las costumbres que hay en cada lugar. Esas experiencias han sido de las cosas más valiosas de nuestro viaje. (Punto 3).

Rubén y familia

En el planeta convivimos razas, especies, culturas y religiones distintas. Hemos experimentado en primera persona la tolerancia mientras viajábamos. Conocer otras realidades es el primer paso para darnos cuenta que no todo lo que hacemos nosotros es «lo correcto» y lo demás «lo malo». Devolvamos aquello que nos gusta recibir cuando viajamos por el mundo. La diversidad y la variedad es fascinante y divertida, no queramos que todo se tiña de un gris homogeneizador que lo iguale todo. (Punto 5)

Distintas formas de ser

Viajamos, entre otras cosas, para conocer paisajes alucinantes. Seamos conscientes de que nuestros actos hoy tendrán su huella mañana. Para nosotros, la responsabilidad pasa por la sostenibilidad del planeta. Solo tenemos uno y es tarea de todos cuidarlo y conservarlo. Ya hemos hablado largo y tendido sobre nuestra aversión al plástico de un solo uso y nuestros cambios en los hábitos de consumir. Esta concienciación nos lleva a reducir nuestro impacto ambiental y a poder seguir disfrutando de este maravilloso planeta llamado Tierra. También creemos que ser responsables implica decir no a la tortura animal. No somos especialmente fans de ir a ver animales. No nos motivan mucho los tours donde el objetivo principal es avistar alguna especie, cuestión de gustos. Pero, mucho menos nos gustaría participar de alguna actividad donde los animales hayan podido sufrir algún tipo de explotación o maltrato. Pensemos en lo que puede haber sufrido un animal salvaje y libre para dejarse tocar/montar/fotografiar por una persona. Informémonos antes de realizar alguna actividad con animales, o en ciertos lugares protegidos, si el impacto que vamos a provocar con nuestra acción será negativo o no. Cientos de personas pensando que por una vez, «no pasa nada», podemos provocar daños importantes en el medio que nos rodea. (Puntos 4 y 6)

Mirador de las Torres

Respecto al mantenimiento del patrimonio… tenemos sentimientos algo enfrentados. Por un lado, entendemos la necesidad de cuidar y mantener aquellos lugares que son patrimonio de todos, y que eso suponga un coste. Sin embargo, algunas veces nos ha parecido que ese coste es exagerado y que la única intención es generar un beneficio a aquellos que se encargan de la gestión del lugar. Nos resulta sorprendente que muchas veces se pida dinero para subir a una montaña o para atravesar un bosque, cuando muchas veces, además, se ve que no hay ningún tipo de mantenimiento en el lugar. Nos gusta contribuir a conservar aquello de lo que hacemos uso, pero tampoco nos gusta sentirnos engañados… (Punto 7).

Conservar el patrimonio

Y para terminar, queremos animar a los que os hayáis sentido identificados con estas historias, a entrar a leer y sumaros a la difusión de las ideas del Manifiesto del Viajero Responsable (Punto 10).

Nosotros seguiremos trabajando en aplicar estos 10 puntos. Creemos que pueden ayudar a hacer de este mundo un lugar por el que valga la pena seguir transitando. Una manera de poder aportar algo pequeño a este planeta gigante.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »