Recorrer la provincia de Castellón en bici (parte II)

Etapa 5. Xiva de Morella - Culla (69,5km)

Salimos de Xiva después de un par de días de descanso y colchón, para seguir nuestra ruta en bici por el interior de Castellón. Nuestra idea era recorrer algunos de los pueblos de la comarca dels Ports: Forcall, Castellfort, Cinctorres, etc. y llegar hasta Culla. Trazando la ruta la noche anterior, vimos que había opción de llegar a Forcall evitando pasar por Morella de nuevo. El trayecto muy sencillo: 10km de bajada por un camino que salía del propio pueblo. Y aquí, es donde entra el eterno conflicto que tenemos cuando viajamos en bici, ¿nos guiamos por las carreteras marcadas en el mapa de  papel, o nos fiamos de las indicaciones de Google Maps?

Dejo constancia aquí y por escrito, que la tecnología ya nos ha jugado alguna que otra mala pasada con los supuestos «caminos» que indica para la bici. Así fue como, después de hacer caso a San Google, nos encontramos con un camino privado cortado, que tuvimos que remontar (cuesta arriba) de vuelta a Xiva. Intentando no desesperar mucho, retomamos la opción carretera y, en lugar de ir a Forcall (que suponía bastante desvío), nos dirigimos a Cinctorres. Subidas y bajadas que nos llevaron hasta el inicio de un desvío hacia Ares del Maestrat, a las puertas de Cinctorres. Nuevo cambio en la ruta, y nos aventuramos por ese nuevo camino. Pese al calor y la subida, conseguimos llegar a Ares del Maestrat. Ya imponente desde la distancia, llegamos a la cima justo para coronar lo que en 2019 había sido una etapa de la vuelta ciclista a España.

Ares del Maestrat
Etapa ciclista Jolu
Etapa ciclista Vicky

Vuelta por el pequeño pueblo, comida a la sombra y, por supuesto, siesta. Retomamos camino por la tarde, dirigiéndonos hacia Benassal, pueblo famoso en la zona por sus aguas minero-medicinales. Paramos en el pueblo a por merienda y lo que fuera a ser nuestra cena. Y aunque la nota mental «no merendar cuando todavía te quedan por delante unos cuantos km y una subida importante» la tengo desde hace bastante tiempo, digamos que no suelo cumplirla mucho…

Salimos del pueblo buscando un camino alternativo a la carretera principal, y la calle Culla parecía un buen plan para llegar a nuestro destino final del día. He de decir que el camino, aunque bonito, fue bastante duro. Subidas y bajadas muy pronunciadas que hicieron que más de una vez pusiera el pie en el suelo y empujara los 30kg de bici cuesta arriba. El camino enganchó con la carretera principal a unos 6-7km de Culla. Bastante más sencilla esta última parte, aunque el atardecer iba avanzando, y la tarea de buscar sitio de acampada era inminente. A escasos 2km de Culla, apareció una salida hacia Torre d’Embesora. Parecía buena opción adentrarse y buscar sitio para montar la tienda.

Quiero explicar que una de mis ilusiones en ese momento era visitar el pueblo de Culla. La idea era dormir cerca para al día siguiente terminar el ascenso y recorrer el pueblo antes de continuar la ruta. Pero, como sabemos, cuando viajas en bici los planes se hacen para romperlos. Así que, lo que parecía una pequeña incursión en el camino se convirtió en una rápida bajada que nos fue adentrando más y más en el monte y alejándonos del pueblo. Tras un rato de búsqueda, el lugar finalmente elegido nos pareció regular tirando a malo, pero no parecía que fuéramos a encontrar nada mejor. Acampamos al lado de una casa abandonada, ocupada a modo de pajar y rodeada de bastante maleza. Nuestro toldo a modo de suelo y unas cuantas pisadas nos ayudaron a crear una superficie más o menos plana donde plantar la tienda. Aventurillas que suceden cuando decides acampar en la naturaleza.

Pese a no ser la opción ideal, disfrutamos de una tranquila cena y una asombrosa luna llena antes de irnos a dormir. Con la tranquilidad de no escuchar ningún ruido cercano y vernos rodeados de naturaleza hasta donde nos alcanzaba la vista.

Acampada en Culla

Etapa 6. Culla - Lucena del Cid (66km)

A la mañana siguiente, descartamos la vuelta a Culla (¡Otra vez será!). Seguimos avanzando en busca del camino que nos llevaría hasta Torre d’Embessora. Aprovechamos para presentar nuestros respetos a la carrasca de Culla, símbolo de esta localidad. Encontramos cerca un parque perfecto donde darnos una ducha y un restaurante con uno de los mejores desayunos de la ruta. Con fuerzas renovadas, continuamos camino descendiendo por el centro de la provincia, rodeando el macizo de Penyagolosa, el gigante de piedra. Atzeneta, Costur y la Foya para llegar a comer y desacansar en el pantano de Alcora. Para nosotros, uno de los imprescindibles viajando en bici en verano, es parar en sitios con agua y aprovechar ese descanso para darse un baño.

Pantano de Alcora

El camino seguía con una subida importante pasando por Figueroles y Lucena del Cid, en ascenso para acercarnos a la cara sur de Penyagolosa. El «objetivo» que nos habíamos marcado para esa etapa era el Castillo de Villamalefa, a 13km de Lucena. Saliendo del pueblo y tras 5-6km de subida, vimos al lado de la carretera lo que parecía sin duda el sitio perfecto de acampada: una antigua escuela abandonada, pero en muy buen estado de conservación. Paramos a inspeccionar y claramente nos convenció. Al lado de la edificación había una casa y vimos a una madre con su hijo. Nos decidimos ir a preguntarles si les importaba que acampáramos en la escuela esa noche. Todo lo contrario, la familia nos ofreció dormir en su propio terreno, y cualquier cosa que pudiéramos necesitar: comida, bebida, ducha caliente,… un claro ejemplo de hospitalidad, que nos sorprendió todavía más en estos tiempos raros de pandemia que corren. Muchas gracias a todas aquellas personas que pese a todo, siguen tendiendo una mano.

Etapa 7. Lucena del Cid - Jérica (85km)

Podríamos nombrarla como la madre del cordero de todas las etapas. Llegar a Jérica ese día era importante ya que habíamos quedado con una amiga y antigua compañera mía de trabajo, que nos iba a alojar en su casa en el pueblo.

Retomamos la subida donde la dejamos para llegar hasta el Castillo de Villamalefa. De ahí, nos dejamos caer a largo de la montaña, atravesando Giraba – Ludiente – Argelita. Atravesamos estos pequeños y tranquilos pueblos en el corazón de la Sierra de Espadán, dónde se respiran grandes dosis de calma y tranquilidad. Pared de roca a un lado y río en el otro. El pasiaje fue ese día, sin duda, la mejor de las recompensas.

Pueblos Sierra de Espadán

Al llegar a Espadilla, las indicaciones nos marcaban un camino para llegar a Ayódar. La alternativa, tomando la carretera, era una amplia vuelta de más de 30km, para llegar al mismo punto. Decidimos arriesgar por la pista. De entrada, una muy fuerte subida. Poco a poco, la pista dejó de serlo para convertirse en un camino de cabras piedras. Tocaba bajarse de la bici y empujar por la empinada cuesta. El terreno no era apto para pedalear con nuestro tipo de bici e hicimos buena parte a pie. Llegamos, por fin, a la cima y nos subimos en nuestras bicis para descender por la ladera de la montaña hasta Ayódar. Si la subida había sido peliaguda, os podéis imaginar la bajada,… lleno de piedras sueltas, íbamos con el freno totalmente apretado y los brazos en tensión. De repente, un vuelo por delante de mi y Jolu sale disparado por encima de su bici. Lo veo todo desde atrás: frenazo de la bici, salto, caída,… y llega el pánico. Me bajo de un salto y me acerco corriendo. Sangre y piel. Lavamos rápidamente para hacer recuento de daños. Pese a lo espectacular de la caída, y la cantidad de cortes, parece que no hay nada roto y podemos continuar el descenso en bici. Primera caída de todos los viajes que llevamos hechos en bici. Pienso en lo frágil que es un cuerpo a esa velocidad, y que la única carrocería en la bici eres tú. ¿Miedo? No ¿Precaución? No está de más…

Llegamos por fin al pueblo y a modo de recompensa nos espera una piscina natural con varias pozas dónde refrescarnos y reponer fuerzas. Por la tarde, retomamos el camino. El día empezó a nublarse, lo que nos permitió pedalear en las horas más calurosas del día. Nuestro recorrido seguía internándose en la Sierra y pasaría por los pueblos de Torralba del Pinar – Pavías – Higueras. Por delante, unos 12-15km de subida. Xino xano, pedalada a pedalada y sin desesperar, fuimos salvando las distancias, notando cómo nuestro esfuerzo nos acercaba cada vez más a nuestro objetivo. Fue sin duda un trayecto duro pero, a día de hoy, solo lo puedo recordar con satisfacción por el objetivo cumplido. Tras 85km de ruta en el día, llegamos a Jérica donde nos esperaban con una buena ducha, una cerveza fresquita, buena cena y compañía y una cama donde descansar de tantas emociones. ¡Gracias familia!

Etapa 8. Jérica - Montanejos (25km)

Día corto de pedaleo, pero intenso de emociones. Hoy venían a unirse a nuestro viaje recorriendo la provincia de Castellón, Miriam y Pablo. Dos amigos que pedaleaban desde Castellón para unirse a esta aventura de verano. Más que contentos después de haber descansado en Jérica y con las ganas de sumar dos nuevos miembros al equipo, salimos por la mañana en dirección Montanejos. Carretera tranquila y en buenas condiciones, con un desnivel más que aceptable. En la parte de la bajada, a los pocos kilómetros de llegar a Montanejos, ¡PLAF! oigo un ruido por detrás y dejo de ver a Jolu. A los pocos metros me detengo a esperarle. Pasan los minutos y no aparece… Sin querer ser una paranoica, empiezo a remontar la cuesta, y me lo encuentro arrastrando la bici. Con la caída de ayer, la llanta estaba dañada y se había pinchado la cubierta. PROBLEMÓN. En esas condiciones, imposible pedalear. Empezamos a llamar a tiendas de bicis, centros BTT a ver si encontrábamos alguien que pudiera conseguirnos/vendernos una cubierta. Imposible encontrar algo por la zona. Lo más «cercano» era llegar hasta Onda. Qué relativas son las distancias dependiendo del medio de transporte… 80km de distancia ida y vuelta que, en coche, puede suponer hora y media y, en bici, nos ocuparía toda la jornada. 

Después de muchas vueltas y llamadas, conseguimos un taxi que cargaría a Jolu y su bici hasta Montanejos, donde le traerán una rueda de repuesto. Yo termino los últimos kilómetros del camino hasta el pueblo pedaleando. Solucionado el tema de la bici, nos encontramos con nuestros amigos, montamos campamento en un camping muy chulo y pasamos la tarde de baño en las conocidas aguas termales de Montanejos.

Baños termales Montanejos

Tarde de risas y descanso, noche de cena y xarraeta para terminar la jornada durmiendo a pierna suelta en nuestras tiendas de campaña.

Etapa 9. Montanejos - Sarrión (78km)

La ruta del día nos llevaría hasta la provincia vecina. Remontamos el río Mijares desde Montanejos, hacia el embalse de Arenoso. Las vistas desde la carretera son espectaculares, lo que hacen que puedas olvidarte un poco del desnivel. Paramos en Puebla de Arenoso a darnos un homenaje en forma de almuerzo, para coger fuerzas en nuestra entrada en Teruel. Lo primero y más chocante nada más pasar el límite de la comunidad, es el gran cambio que se producen en las carreteras. El firme ya no lo es tanto y el estado del asfalto deja bastante que desear. Empieza el traqueteo con la bici. Nos adentramos en la provincia turolense por carreteras secundarias, muy tranquilas y con poco tráfico. Según avanzamos, atravesamos Fuente de Rubielos, Rubielos de Mora (en la lista de los pueblos más bonitos de España) y Mora de Rubielos.

En cierto momento de la ruta, el cielo empieza a ponerse de color gris, gris oscuro y llegar casi al negro. Las nubes aparecieron no sabemos de dónde y primero la lluvia, y luego el granizo, empezaron a golpearnos en las bicis, las piernas, la cara. En fin, por todas partes. Empezaba a ser difícil ver y pedalear, así que hicimos una parada de emergencia y esperar que amainara la tormenta de verano. Tal como vino, se fue, y pudimos continuar camino. Veíamos como del asfalto salía vapor, como si de una sauna se tratase, debido al contraste del agua con el calor de la carretera. Una vez en la Puebla de Valverde, unimos nuestro trazado a la Vía Verde de Ojos Negros. La vía verde más larga de toda España, con casi 170km, que une Teruel con Sagunto. La ausencia de vehículos a motor es una de los principales atractivos de las vías verdes, por las que se puede caminar y pedalear con total tranquilidad.

Cerca del pueblo de Sarrión, nos desviamos para acampar. Puesto que hemos hecho esta vía verde en varias ocasiones, ya tenemos nuestra zona de pernocta clara para llegar, montar la tienda, preparar algo de cena y quedarnos esa noche disfrutando del cielo, las estrellas y la paz de un sitio donde solo estamos nosotros.

Acampada en Sarrión

Etapa 10. Sarrión - Navajas (70km)