Sensaciones de Fuerteventura

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Viento, arena y desierto

La isla del viento y la arena. Arena no solo en los dedos de nuestros pies al caminar por una de sus infinitas playas.

Arena en el cuerpo, pegada a la ropa y en los pliegues de nuestra tienda de campaña.

Arena cubriendo nuestras bicicletas.

Arena colándose por nuestra nariz, los ojos y la garganta. Enredándose en el pelo.

Y viento, ese viento que te silba en los oídos mientras pedaleas. Que muchas veces te impide oír incluso a tu propio compañero pedaleando a unos pocos metros de ti, pero que te da la oportunidad de escucharte a ti misma.

Viento que aúlla con fuerza durante el día y se calma durante la noche. Dejando una sensación de inmensa paz.

Viento como nunca antes lo habíamos sentido, llevándonos de un lado a otro de la carretera y obligándonos a bajar de nuestras bicis.

Viento y arena combinados: viento que arrastra esa arena que te golpea en el cuerpo. Sintiendo esta isla por todos los poros de tu piel, intensa.

Fuerteventura, viento y arena

Tierra y mucho espacio

Fuerteventura, la isla-desierto y también la isla en muchos lugares desierta. La isla llena de espacio, mucho espacio.

La isla desconocida, nos cuentan. La más salvaje. La isla de arena, polvo y tierra. Dura y resistente. Áspera. La isla de los lugares remotos y los rincones especiales.

De los caminos y los baches. Del traqueteo en la bici.

La isla del eterno verano y el sol a raudales. De las cholas durante todo el año.

La isla tranquila, sin prisa.

La isla de las playas infinitas. De arena blanca y aguas turquesas. La isla del viento y la arena, que te deja un sabor a sal en la piel.

De tierra infinita, de horizontes lejanos.

Caminos de tierra

Vida alternativa

La isla del surf, windsurf, kitsurf y todos los -surf que se te ocurran.

La isla de los que vinieron a tele-trabajar.

La isla de los surferos y los furgoneteros. El paraiso de los que buscan una vida alternativa.

De los que son felices viviendo en una casa con ruedas, moviéndose de playa en playa. Buscando la mejor ola, la puesta de sol, el calorcito de los que como ellos llegaron aquí.

Una isla difícil por su aridez, no apta para todos. Una isla que conserva su encanto y personalidad. Que todavía no ha sido arrasada por la masificación.

Lugares con espacio

Fuerteventura ha sido, hasta el momento, el lugar donde más comodos nos hemos sentido acampando. En lugares remotos y alejados de todo y todos. En total contacto con la naturaleza.

Una isla que nos ha enamorado. Un lugar como de otro planeta al que vinimos sin ninguna expectativa ni ideas preconcebidas.

Sensaciones de Fuerteventura que se nos han quedado grabadas en la piel y las retinas.

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