Hay un impasse pequeño entre poder disfrutar del verde en los campos, antes de pasar al amarillo del trigo ya secado por el sol. No es que tenga nada en contra del amarillo, es solo que el verde me gusta más 😀 En ese momento, el camino entre Castellón y Villamayor de Santiago se llena de color y, ya llegando al pueblo, el campo se salpica de rojo, amarillo y morado. Como si el campo se tiñera de República. El trayecto en coche nos es bastante familiar: CV-10 hasta Valencia, meterse en la A3 hasta Saelices y seguir las indicaciones hasta Villamayor. Sin embargo, verlo con estos colores hace que el camino sea menos monótono.
Una vez llegados al pueblo, enfilas la travesía y en un momento te plantas dentro de Villamayor. Sin atascos ni barullo, tranquilamente. El ritmo en el pueblo es pausado, baja un par de puntos. Como si disminuyeran las revoluciones y desaparecieran las prisas.

Una de las cosas con la que más disfrutamos aquí es con las salidas en bici. No lo podemos negar, somos unos ciclo-adictos. ¿Qué mejor plan que pasar la tarde pedaleando hasta el río, pasando por la ermita de San Isidro, o coger el camino nuevo para llegar a Magaceda? Y ya si decides salir un día por la tarde, cuando puedes contemplar la caída del sol, proyectando su luz dorada sobre los campos, ¿qué más quieres? Para mí, es una hora mágica. Los colores se vuelven especiales y, no sé por qué, una sonrisa me ilumina la cara. Será esa combinación de pedaleo, viento en la cara y puesta de sol, que atrapa. Como ya dije una vez, el clima tiene efectos sobre mi estado de ánimo, y estas tardes de buen tiempo y color las disfruto como nada.

Nuestra última excursión ha sido al castillo de La Puebla. Desde Villamayor, un paseo entre campos, para luego acabar con una considerable subida por carretera. Un esfuerzo que tiene su recompensa al llegar a la cima de la colina y divisar el castillo. El sitio, pese a estar casi abandonado, todavía conserva gran parte de la estructura. Es bien fácil imaginarse los muros, los torreones, la entrada… Dejas volar la imaginación y te ves en ese mismo castillo en la época medieval. Qué hubieras sido, ¿caballero o mendigo?¿doncella o clérigo? Nos gusta imaginar cómo hubiera podido ser la vida en aquel entonces, qué hubiera pasado en otras vidas. Es como cuando viajas, que te pones en la piel de otros y en la situación de una cultura totalmente diferente…

Recorriendo el castillo por dentro y fuera, piensas el por qué del abandono. En por qué hay lugares tan cuidados y otros que se han dejado a su suerte. «Alguien» decidiría en su día que ese sitio dejaba de merecer la pena y ahí quedó. Como mudo testigo de un pasado ya lejano. Las vistas son espectaculares, y fácilmente podemos pasarnos horas en el lugar. Observamos cómo el sol se esconde por detrás de los muros y disfrutamos de una sensación de absoluta tranquilidad. Cómo no, otra vez la luz juega su papel fundamental en que el sitio tenga algo de mágico.

De vuelta, casi puedes dejarte caer con la bici y no pedalear en todo el trayecto. Conforme te acercas al pueblo, empiezas a vislumbrar la torre de la iglesia, alta y erguida, recortada contra el cielo. No sé si será una construcción especialmente impresionante de la arquitectura pero, sin duda, es un buen conjunto para retenerlo en la retina. Muchas veces, la belleza y el encanto de las cosas está en los ojos de los que miramos. Y, sobre todo, en las sensaciones que te evocan.

Cervantes decía que había un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quería acordarse, pero nosotros sí queremos acordarnos de este. Y más aún que el nombre, queremos recordar estos momentos y sensaciones.
Queremos dejar constancia en este blog/diario de todas nuestras vivencias. Esas que nos hacen como somos. Porque todo lo que vivimos nos hace evolucionar como personas. Para que un día, podamos volver la vista atrás y ser conscientes de todo el camino que hemos recorrido, ese que nos ha llevado hasta donde estamos.
Muy muy muy bien Vicky, eres una narradora estupenda.
Sigue así guapísima.
Un beso!
¡Gracias Nati! La verdad que esto de escribir me está gustando mucho. Y saber que le gusta a la gente, pues alegra un poco más 😀